lunes, 26 de mayo de 2008

PURE DE VERDURAS

Estoy hecho un bendo. No tengo ganas de "ná", nada más que de morirme...

Aunque muy exagerado, esos síntomas son más frecuentes en esta época del año de lo que pudiese parecer a simple vista. Lo cierto es que, llegando la primavera se dice por lo general que la sangre altera pero, a decir verdad, existe un amplio porcentaje de población a la que le pasa todo lo contrario y, coincidiendo con la irrupción de más horas de luz al día, experimentan un retroceso en su energía vital sin tener ni idea de como ni de porqué.

ASTENIA PRIMAVERAL, LEVE Y MUY MOLESTA.
Puede parecer un contrasentido, pero la explosión de luz y color, vitalidad y reencuentro con la vida que representa la primavera, hay a quién le da por venirse abajo y, la verdad, lo pasa muy mal. Como todo en la vida está inventado, estos síntomas no representan nada serio y sólo son un trastorno leve que, a menudo, no dura más que unas semanas y que los médicos lo han bautizado como astenia, fatiga, primaveral.

Ante tanto abatimiento, una solución óptima es la práctica de ejercicio no demasiado exigente y, ahí quería llegar yo, una dieta equilibrada y más sana que nunca, rica en vitaminas y minerales, nutrientes que participan en funciones diversas del sistema nervioso y de las defensas, cuya deficiencia tiene una relación directa con nuestro estado de ánimo y de salud. En conjunto, la dieta puede ser marcadamente vegetariana, aunque sin obviar los alimentos de origen animal. Abundarán las frutas, las ensaladas y las verduras combinadas con farináceos (arroz, pasta, legumbre, patatas...) o como guarnición de los platos de carne, pescado o huevos. También les recomendaría ser un poco estrictos en los horarios de acostarse y de levantarse, aunque no me veo con fuerzas para recomendar lo que soy incapaz de cumplir por mi mismo.

CONTRA LA ASTENIA, DIETA MEDITERRANEA
ica en el cerebro, que es quien nos engaña diciéndonos que estamos cansados y quitándonos el empuje que hace falta para tirar para adelante. Una serie de cambios climáticos unidos a la primavera, como son el aumento de la temperatura, la intensidad lumínica por ser los días más largos, cambios horarios...etc., provocan una alteración de nuestros biorritmos. Además de todo esto y, a causa de ello, tenemos una cosita en el cerebro que se llama hipotálamo al que podríamos definir como el regulador de nuestro reloj biológico, controlando la temperatura, el sueño, el hambre, la sed. La información la recibe esta glándula de los sentidos, como la vista por ejemplo, que se están de golpe sobre estimulando y ello provoca que se desboque la segregación hormonal, lo que conlleva que, si el nivel hormonal no es el adecuado, nos sintamos cansados y tristes.

En resumen, lo que mejor nos sienta en estos y casos es la dieta mediterránea pura y dura sin más historias. Sin hacer demasiada memoria, bastaría con poner en nuestra mesa todos los días un cincuenta por ciento de hidratos de carbono, un treinta y cinco de proteínas y el quince restante de grasa, si es insaturada como la del pescado azul, mucho mejor. De manera que les propondré un puré de verduras que se van a chupar los dedos y que les reconfortará a buen seguro. Animo, que la primavera es muy bonita.





INGREDIENTES (4 personas)

1 puerro.
250 gramos de calabaza.
3 patatas cocidas
3 zanahorias.
2 cebolletas.
200 gramos de guisantes (pueden ser en conserva).
2 cucharadas de aceite de oliva virgen.
Agua y sal.
4 lonchas de jamón ibérico.

Para esta sencillísima receta, tenemos que armarnos de paciencia y pelar todos los ingredientes concienzudamente. Tras esto, los lavamos y disponemos a cocer con un poco de sal en agua abundante.

Pasado un mínimo de cuarenta minutos, comprobamos que la verdura esté cocida pinchando la zanahoria pues es la más dura y, estando lista ésta, está listo todo.
Con la verdura preparada, disponemos a cocer las patatas en otra agua con sal y una hojita de laurel. Cuando estén en su punto, las agregamos a la verdura y le escurrimos casi toda el agua a la olla para triturarla con la batidora hasta que consigamos una crema.

Una vez hecho esto, añadimos aceite de oliva a hilo hasta que vaya montando como si fuese una porra antequerana, rectificando de sal si es necesario.
Finalmente, presentamos el puré en un plato sopero y lo decoramos con virutas de ibérico que conseguiremos enrollando una loncha de jamón por plato y cortando en tiras finitas.

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